The Memory Keeper



Las cámaras se postran ante usted cuando aparece, haciéndole reverencias con el flash mientras desenfocan su contorno y se centran en sus manos.
Las cámaras la miran por su mirilla mirando su retina y esperando dar más luz que usted esta vez.
Nunca lo consiguen.
Las cámaras lloran sudor de tinta de color en sus fotografías intentando vislumbrar las imágenes que sólo usted sabría bocetar al más mínimo detalle.
Y se aburren.
Las cámaras no entienden, son ciegas, usted es sus ojos.



F.N.T.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Un poema casi inventado

La Posada