Anti - Poema nº 11.


Implosionando desde el cielo, linde entre dos montañas,
la mitad de la luna.
No gira, no avanza en la noche, la cavadora de ojos.
A ver cuántas estrellas es capaz de ahogar en la charca.

Entierra una cruz de luto entre mis cejas, y sonríe.
Híbrido de metales azules, noches de ardientes luchas,
mi corazón vomita cual borracho elegante.
Tú que vienes desde tan lejos, familiar desde tan lejos,
a veces inundas mi mirada debajo del cielo.
Quejumbre, tempestad, remolino de nada,
cruzas encima de mi alma, sin detenerte.
Viento de los sepulcros acarrea, destroza, dispersa tu raíz soñolienta.
Arrancas los grandes árboles al otro lado de mi pena.
Pero tú, escuálido, pregunta de humo, espiga.
Eras quien iba formando el viento con hojarasca seca.
Detrás de los vasos vacíos, blanca espuma de cebada,
¡ah nada puedo decir! Estas hecho de todas las cosas.

Ansiedad que partiste mi pecho a cuchillazos,
es hora de seguir otros caminos, donde el pasado no sonría.
Tempestad que enterró mi esperanza, turbio revuelo de tormentas.
para qué tocarte ahora, para qué entristecerte.
He de seguir el camino que me aleja de todo,
donde no estés atajando con tu dulce angustia, muerte o invierno,
con tus ojos abiertos entre el olvido.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
ha llegado usted a escribir la vida...
en que superficialmente no se entiende,puede parecer cruel incluso innecesaria...
pero cuando te paras a observar, a releer a pensar... sucumbes a los encantos

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