Derrame.


Es simple.
La realidad es una sombra que nos espera al final de un horizonte lejano. Y nosotros, extraños bajo el mismo azul, tenemos como meta el anhelo de un cielo imposible.
Perseguimos los sueños tan rápidamente como éstos se disuelven en el océano. Ese espejismo nos susurra que podemos ser libres, espejismo que se convierte en desilusión cuando se ahoga con las olas de una egoísta ambición.
Asustados, nos avergonzamos por la culpa que producen tantas preguntas que se esconden tras respuestas que no queremos oír. Se puede distinguir el asco del olor a confusión.
Tumbados en el suelo empapados del vapor que se desprende de las sienes del mundo, las pesadillas se acercan, las nubes descienden. Arañamos paredes que nos resbalan de los dedos con la esperanza de conseguir dejar de destilar la paranoia que se filtra por la razón. Las sombras que se forman en la nada nos advierten del comienzo del nuevo día, pero me pierdo a mi misma porque vivir me da miedo.
La conclusión final actúa a traición detrás del engaño, la libertad es simplemente una ilusión que nos espera en los lugares a los que vamos al dormir.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Tratando de conocerla desde hace un tiempo, sin darme cuenta de que quizás, no tenía que mirar al horizonte... "no te pongas estupendo" me dice mi cabeza... y ella misma se contesta (qué absurdo) "¿cómo no hacerlo, si ella lo merece?"

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