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Mostrando entradas de abril, 2009

El Desposeído.

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No son mías las palabras ni las cosas. Ellas tienen sus fiestas, sus asuntos que a mí no me conciernen, espero sus señales como el fuego que está en mis ojos con oscura indiferencia. No son míos el tiempo ni el espacio (ni mucho menos la materia). Ellos entran y salen como pájaros por las ventanas sin puertas de mi casa. Alguien habla detrás de esta pared. Si cruzara, sería en la otra estancia: el que habla soy yo, pero no entiendo. Tal vez mi vida es una hipótesis que alguno se cansó de imaginar, un cuento interrumpido para siempre. Estoy solo escuchando esos fantasmas que en el crepúsculo vienen a mirarme con ansia de que yo los incorpore: ¿querría usted negar, sufrir, envanecerse? No es mía, les respondo, la mirada, negar sería espléndido, sufrir, interminable, esas hazañas no me pertenecen. Pero de pronto no puedo disuadirlos, porque no oigo ya mi soledad y estoy lleno, saciado, como el aire, de mi propio vacío resonante. Y continúo diciéndome lo mismo, que no tengo ninguna idea de

Por el camino (Antipoesía)

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He tardado mucho en llegar. Día tras día iba perdiendo el camino, unas veces me alejaba de ti, otras me acercaba más, a veces me besaban tus labios, y a veces los sentía muy lejanos de mí, casi siempre de noche. He tardado mucho tiempo en llegar, muchas ilusiones perdidas como el viento por las calles abandonadas. He tardado muchos días inolvidables, a veces al borde de una acera, a veces al borde de la música. He tardado en llegar, pero no estoy al fin de mi camino. He llegado por fin esperando la mirada más lenta de mis ojos, la mirada que no termine nunca mientras los árboles renuevan su belleza inmortal y pasajera. Ya no quiero ser más de lo que soy.

Conocí a un genio

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Hoy conocí a un genio en el tren, como de seis años de edad. Se sentó a mi lado y, mientras el tren corría por la costa, llegamos al océano. El niño me miró y me dijo: "El mar no es nada bonito". Fue la primera vez que me di cuenta de ello. Charles Bukowski

Había olvidado las cosas simples (Antipoesía)

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Había olvidado las cosas simples, como decir "hola" y quizá sonreír, mirar a través de la ventanilla del bus, y buscar las gaviotas en la playa, tomar al sol de la mano y zambullirme en las aguas del Atlántico casi transparente como el aire. Había olvidado el olor a sal de la mañana temprana, del café, y ese empezar el día envuelta en mis canciones. Vuelvo a sentir la tentación de rebuscar el alma de hombres y mujeres tras un objetivo. Descubrir que esconden unos pasos, una barba nevada, unas gafas de sol. Había olvidado el tacto del grafito, que puedo inventar palabras, como arrullos, como gritos, y ser una lectura placentera a la luz de un flexo. Vuelvo a encontrar esa dulce pereza de entretener las tardes con curvas y líneas, como un castillo que trepe hasta mi alma, una flor dantesca, un niño mutilado, una belleza griega. vibrante, elástica, como una piel enamorada. La noche puede ser una cama con almidón de sueños, que se podría compartir alguna vez.
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Florentino Ariza la espiaba maravillado, la perseguía sin aliento, tropezó varias veces con los canastos de la criada que respondió a sus excusas con una sonrisa, y ella le había pasado tan cerca que él alcanzó a percibir la brisa de su olor, y si entonces no lo vio no fue porque no pudiera, sino por la altivez de su modo de andar. Le parecía tan bella, tan seductora, tan distinta de la gente común, que no entendía por qué nadie se trastornaba como él con las castañuelas de sus tacones en los adoquines de la calle, ni se le desordenaba el corazón con el aire de los suspiros de sus volantes, ni se volvía loco de amor todo el mundo con los vientos de su trenza, el vuelo de sus manos, el oro de su risa. No había perdido un gesto suyo, ni un indicio de su carácter, pero no se atrevía a acercársele por el temor de malograr el encanto. El Amor en los Tiempos del Cólera. Gabriel García Márquez

La noche se cae

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Esto es inútil. Mi mundo no está vacío, ni tu risa. Las estrellas siguen cayendo en esta noche fría y espléndida. El amor no sonríe pues sueña con la eternidad. Esto es inútil. Ahora el amor es menos que la nada, de la mano de la eternidad comparada con nosotros, pilares que se sustentan sobre lo que podemos llegar a ser. Casi siempre esquivos. Casi siempre unidos.

Análisis tardío (Antipoesía)

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Sé bien que he vuelto a tocar la arena, que todo aquello que toco ya lo he tocado, que sólo me afecta el desinterés, que ya no hay reposo, sólo recaídas, que el agua estancada se pudre, que hasta mi sentido del humor es insoportable, que no hago otra cosa que olvidar lo nuevo y recordar lo antiguo, que no intento saber quién soy, ni qué hacer con mi vida, que he perdido la antigua paciencia que aprendí a racionalizar, que no saldré nunca de aquí por más que sonría, que doy vueltas de un lado a otro como una bestia enjaulada, que de tantos caminos que tenía he olvidado por qué empecé a andar, que adoro la luz sólo si no ofrece esperanza.

Estoy contigo

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Estoy contigo. Pero a veces parece, aunque quizá ya ni nos sorprenda, que tu mano me dice adiós y se aleja. Entonces cierro el puño tenso, y contengo mi mano, para que no nos traicione también. Pero insisto, estoy contigo. Los lamentos milenarios del adiós hace mucho que perdieron sus derechos. Y nuestras manos se embelesan con la dulzura del estar juntos.

Después de todo/s

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Un cardenal dibuja África en su estómago, y no está mejor ...Si que tengo frias las manos. Mierda de llaves, tampoco son tan grandes mis bolsillos. Shhh... joder con la silla, ¿qué coño hace en medio del pasillo? Silencio. Silencio! Despacio. "Su corazón tampoco, también se manchó de arcilla" . Me duele el estómago. No vuelvo beber en mi vida. Cama, mi cama. No, no me duermo. Arriba. Ordenador. ¿De quién es este número? Tengo que comprar carboncillo. No me gusta mi pelo. Messenger vacío. A esta hora, normal, no te jode. Agua. Puaj, no quiero. Puta silla de mierda en medio del puto pasillo. De la vida y otros cuentos. Es lo que tiene no pensar demasiado. Tengo que cerrar esta mierda. Veamos. ¿Queda cerveza en la nevera?. ¿Dredg?. Me duele el estómago. Tengo hambre. No. Blog. Kayako. Zenit. Julifrisky. Juliiii...Santa Catalina por las noches no es lo mismo sin ella. Duendecilla. Mi niña guapa. Hipodemo. Hipodemo. ¿Nasek? Nasek, Nasek, Nasek. Nando. Si, sms. ¿O no? ¿Y si duerme?

En la sien va creciendo... (Antipoesía)

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En la sien va creciendo una maraña insoportable, apesta a promesas rotas, a miedos temerosos, a frío. O nos mata el compromiso o lo hace la abstinencia. También nos mata el día a día, la bruma, a veces las promesas. Ni me encierro, ni falto, ni desaparezco. No olvido ni hago juramentos. Subo a tu amor y me despeño. No me busques en la duda, no estaré. No me llames, ni a casa, ni al oído. Cantaré a tu lado cuando esté sola. Se me olvida reír pero lloro como una desesperada por que sonrías. Llévate la lluvia, el invierno, el mar, mis manos, mis versos que no servirán de nada. En la sien van creciendo infatigables. Cada cual empujada a arrancarnos la vida para dejar que el viento se lleve el hedor de las estrellas. "Resulta insoportable el olor de los poetas cuando mueren." Enrique Gracia Trinidad

Depresión de Primavera

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Detesto a los que se quejan por cualquier gilipollez, a los llorones. No hay solución fácil, no hay por qué creer en las promesas ni reclamarlas luego como argumento para echar en cara. La vida es cruda, atroz, y no tenemos por qué pensar que vaya a cambiar demasiado. Eres tú quien cambia. Siempre hay hechos que te inducen a cambiar y cada cambio es como una pérdida; juventud, inocencia, amor, fe... Vivir es una pérdida continua, hasta que al final se pierde todo.

Honor al Alcohol

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Estando así de sobrio terminará por llevársete el tiempo.

Melalcoholía

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Llueve. Poca cosa, pero llueve. Y bebo. Van más de tres. Y de cuatro. Y llueve. Pero no pasa nada, no? Bebo. Y llueve. Nada tiene por qué ir mal. Pero bebo. Sin sed. Sin descanso. Llueve. Y no cae una puta gota del cielo. Bebes? Bebo.

Callaos un segundo...

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Callaos un segundo. Quiero deciros algo. Quiero deciros que estamos todos juntos. A veces, al hablar, alguno olvida sus abrazos sobre los míos. Y yo, aunque esté callada, doy las gracias. Quiero deciros cómo hemos llegado hasta aquí. Cómo hemos traído nuestras vidas aquí, para contarlas. Sin prisa, los unos con los otros como siempre, durante tanto tiempo! Porque casi nos conocemos, y en el recuerdo el júbilo es igual a la tristeza. Para nosotros el dolor es tierno. El tiempo parece que nos comprende. Y entiende.