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Mostrando entradas de octubre, 2011

De 24 a 18

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Hola. Sigo siendo yo, como siempre, pero no la de siempre. Creo. Voy camino de los veinticinco, quizá eso no te guste, pero tengo el pelo largo, largo de verdad, como siempre quisiste. Ya no vivo con mamá, ni siquiera vivo en la tierra. Me he mudado lejos, y no fue tan fácil como tú creías. Ahora vivo en Sevilla. Supongo que eso te recordará a Él. Es normal. Después de tanto. Pero Él no está. No te asustes. Créeme, está mucho mejor así. Has descansado por fin y Él es feliz. Es músico. Vive en Barcelona. Sigue haciéndose mayor contigo pero no junto a tí, cosa que no todos saben hacer. Supiste hacérselo ver y el supo soltarte la mano. Enhorabuena. Ya no trabajas, ahora vas a la universidad. Eres filóloga clásica ¿podrías decirle a Ismael que de verdad vas a conseguirlo? Se siente orgulloso, ya me lo ha dicho. La fotógrafa que tienes dentro está cansada. La estoy dejando dormir, no quiero que se queme y que pierda el interés, ya

"Julita y el pomo esconchabado"

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"Cada vez que teníamos el pomo esconchabado íbamos a casa de Julita. Vivía por la calle Pedro Infininito, en Schamann,en un barrio cuyas calles recuerdan las páginas de Galdós como la calle Doña Perfecta , donde he pasado años felices con mis tíos Carmen y Mola. Había que ir casi de madrugada a casa de Julita, en ayunas, para arreglarse el vientre. Según llegabas encontrabas una escalera con los peldaños sin vestir. Según subías empezabas a escuchar el canto de los canarios en las jaulas del patio lleno de helechos y de macetas tranquilas. Al llegar al descansillo, te sentabas en un banco de madera fría.Esperabas a que saliera Julita.Ella estaba para adentro.Al momento aparecía imponente y con una sonrisa de oreja a oreja.Pasa,pasa,mi niño.Espérame que yo vengo enseguida.Aparecía con una botellita con aceite de oliva.Te hacía levantar las rodillas y te hablaba con el cariño de una madre.¿Te has llevado algún susto?,decía.Y empezaba a darte un masaje más arriba de

"Yo tengo frio y quiero ser Diciembre"

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¿Quién habla de eso? Yo paso de esas cosas. Yo solo quiero dormir. Dormir sin sueños. Dormir silencio. Dormir sin miedo. Dormir dormida Nada más. Y andar despacio. Andar por andar. Andar sin seguir a nadie. Andar sin tener donde volver. Como cuando mis pies se helaban en el Atlántico, felices, esperando. Y nada más. Imagen.

Fuga

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Mientras bajaba la escalera con una frasecilla, no sé si de Los Rodríguez, o de Calamaro o de no se quién... "tengo frío, y estoooy lejooos de caaaasa" ...ronroneando en la cabeza pensaba: "el día que no me moleste en ponerme los zapatos para subir a la azotea, será el día en el que salte desde allí; total, ¿qué más dará que una suicida lleve zapatos o no?" De repente, el sentimiento de soledad, de ser un estorbo, la convicción de que nadie me espera en ninguna parte, fue más llevadera. Al volver a casa, la sensación era la misma. No quise abrir la puerta de la habitación y decir otra vez: "hola, me siento mal, he subido sola a la azotea, (quizá esperando a que te despertases y subiéses a buscarme) y he dudado en si saltar o no, ¡pero no he saltado! ¡No estoy loca! ¡Quiéreme!" Y no. ¿Para qué? ¿Serviría de algo? ¿Te serviría de algo? ¿Será eso lo que hace falta? ¿Otra situación límite que vuelva a enderezar las cosas? No sé que hago mal. No

Éxodo

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Cállate. Que nadie te escuche. Nadie. Qué lástima. Qué espanto. Qué frío y fría la habitación que comparto a penas, penas, pesas, pasas como el tiempo distraído, al que nadie le ha dicho que deje de contar. A veces te miro de reojo, como antes, como cuando todo era como antes. Como antes de que Ella llegase y me aplastase, nos aplastase o te aplastase. Ya no lo sé. El frescor de las mañanas, el calor de las tardes, el viento que por fin llega los amaneceres a tu lado, todo llega otra vez. Todo. Menos tu voz. "...que tengas suerte, payo de ojos cansados, que tengas suerte." Kutxi Romero.

Canto al borracho olvidado.

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¿Recuerdas cuando querías escribir? ¿Perfeccionarte constantemente hasta ser un poeta de verdad? Te apoyabas constantemente en otros poetas borrachos de voz rota tan muertos como lo estabas tú en vida. ¿Ahora qué pretendes? ¿Seguir siendo deidad solitaria mientras te pudres dia a dia bajo la sombra de otro igual? Te veo descomponerte, dividirte en dos todos los dias. Ser dos personas distintas y ninguna de ellas eres tú. Enfermarte no fue nunca una misión a cumplir. Mejor así, sigue nadando sin cansarte, a tu ritmo. Como esas olas inmensas que aparecen de la nada y en la nada se quedan sin que nadie las retenga. Acomodo mis penas como puedo, porque voy deprisa. Jaime García Terrés. Imagen