Yo, yo y yo.


Traumatismo cráneoencefaloide con triple salto mortal a tercera escala sobre el monte más elevado de la azotea de mi casa. El bla bla bla de una lengua de papel mojado que tritura cualquier pensamiento pseudocoherente que vomita mi mente aun dormida por la (sin)razón.
Me duele el alma de no poder mirarte a los ojos, ni a la bragueta. Oh cerveza desgraduada por el oxígeno que ensucia el aire, cuánta de esa sed que no se calma intentaste ahogarme. Puta desagradecida, yo intentándo acogerte en mis entrañas y tu empeñándote en abrirte paso por mi garganta, ¡egoísta!
Click.
Tick tack.
Y demás palabrejas creadas para sustituir el idioma de los oídos, pero que tan bien quedan en los textos. O montones de palabras como éste.
Quedan tan bien como ser feliz, como amar. Ojala fuera así de sencillo.
Después de todo no hay mayor verdad que esa. Amar no es tan fácil como matar a alguien. Aunque quedamos mejor ante la "suciedad" siendo humanos, ¿no?

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