Carta Al Padre.


Nunca he podido entender tu absoluta insensibilidad al dolor y la vergüenza que podías causarme con tus palabras y tus juicios.
Era como si no fueras consciente de tu poder.
Es cierto que yo también te ofendí a menudo de palabra, pero siempre lo reconocía después. Me dolía, mas no era capaz de dominarme, no podía ahogar la palabra aunque ya estaba arrepentído en el momento de pronunciarla. Pero tu lanzabas tus palabras sin rodeos. Nadie te conmovía, ni en el momento de pronunciarlas ni después.
No era posible defenderse de ti.


Franz Kafka.

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