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Supongo que la perspectiva del tiempo te hace ver las cosas de diferente manera. Hoy son veintiuno los años que llevo encima, aunque muchas veces parezca que son más.
Mi madre sigue creyendo que soy una niña a la que tiene que proteger. Aún así no puedo negar que se lo ha currado bastante, no soy una persona de carácter fácil; mi hermano el ausente hoy es padre de familia, tiene dos niñas preciosas que apuntan muy alto en eso de ser personas; mi hermana consiguió también ser la unión de su propia familia, aunque su hijo parezca muchas veces más hijo mio que suyo.
Tengo la enorme suerte de conservar aún a mis compañeros de clase. Compartir infancia une, de una manera u otra, y me alegro de que sea así.
El barrio se adecentó. Ahora son otros niños los que pueblan las calles, aunque se siga hablando de nosotros. Aquel que me regaló mi primer beso es ahora un hombre responsable, creo que vive con su actual novia en el centro.
Internet no tiene la misma importancia de entonces. Aquellos "nicks" son ahora nombres y apellidos. Gracias a mi "otro yo" he conocido a personas de las que no soy capaz de prescindir ahora, una "sociedad secreta" a la que quiero como una familia. Quizá ese mismo tipo de amor me ha convertido en "madre" de una pequeña yo, de la que me siento muy orgullosa por ser como es, y de otra no tan pequeña, de la que se me llena la boca al hablar de ella. Ojalá yo tuviera el mismo valor.
Yo terminé el instituto, incluso con buenas notas. Aprobé selectividad, pero en lugar de comenzar una carrera de la que no estaba muy convencida, me busqué un trabajo. Quizá para que mi poca memoria no borrase mis recuerdos me aficioné a la fotografía, y creo que a eso quiero dedicar mi vida.
La música sigue estando muy presente. Recurro constantemente a las voces con las que me crié y con las que crecí. Ahora mis horas se evaden entre pop ochentero, música electrónica y sobre todo, metal.
Supongo que el tiempo me ha suavizado el carácter. Aunque tienda a la evasión absoluta y radical muchas veces, mis hermanos son un motivo importante para quedarme (y no me refiero a los de sangre).
Que nadie se equivoque. El mundo me sigue pareciendo absurdo, muchas personas me siguen pareciendo innecesarias y mi familia sigue absorta en sus propios problemas.
Empecé a escribir esto como terapia alternativa a la de siempre. No se puede recordar el pasado constantemente, y tampoco se puede buscar el futuro en una fotografía.
Mis extremos siguen sin llevarse bien, aún no soy capaz de sentirme cómoda rodeada de gente, por muy sociable que parezca ser. Aunque en eso el alcohol ayuda bastante, de hecho, me resulta gracioso hablar de alcoholismo a mi edad...
...¿qué? Nunca dije que terminase bien.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
me autodefino incrédulo o indiferente, pero cuando algo me asemeja a quien admiro caen mis principios del cielo como panes y peces...
no tiene sentido

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