Tratado de los gestos (Antipoesía)



Algunos gestos son como navajazos, llenos de furia, listos para que el aire se ilumine y la distancia miserable separe a los hombres de la vida.

Otros son aún más rápidos, una ráfaga, un brillo, un chasquido de luz. Son para dar confianza a la piel, para que no se nos olvide la caricia más tenue.

Muchos parecen sin sentido pero tienen su truco, secretos impensables, decididas nostalgias, temor a que la distancia los niegue, o peor, los devore.
La mayoría de los gestos no son más que sustancia, blancura, milagro, carne, existir.

Debéis tener a mano siempre vuestro gesto. No lo perdáis de vista por si os es necesario para pensar, amar, decir quienes sois. Para reconoceros, entregaros, ocupar vuestro lugar en el escenario del mundo.

Como cuando reposa el índice en los labios, sabedor de los besos y el silencio, como cuando damos la espalda y nos vamos, doble gesto de "adiós" o "sígueme".

Como cuando se arroja un guante o se tira la toalla, soberbio desafío o rendición, escenario de pasión y de gritos, lugar de amor o locura.
Como cuando nos despedimos rozando el aire con la mano, desafiamos al espejo con los dientes o entornamos los ojos para ver más allá.

Encogerse de hombros es todo un recital de valentía, de ignorancia, de resignación.

Son tantos los gestos que nos rodean...

Apartar el flequillo de los ojos para que no oculte la tristeza ni los deseos, acurrucar los dedos en los bolsillos de tu pantalón, mirar al fondo de vidrio de la copa de turno, la que sea.

Unos gestos ayudan, otros duelen.
Algunos queman como el ácido, otros dejan los ojos tristes, la memoria tensa.
Los hay que alegran y los hay terribles. A veces todo al mismo tiempo, como un beso tirado en el vacío, o una voz que se agita reclamando, riñendo, llorando, amenazante o protectora.

Tender la mano a un niño, "ten cuidado", para que logre cruzar la vida
o la calle con la palma rígida y nuestro miedo innato.

Humedecer los labios, lo que siempre nos despertó el deseo. Girar el cuello para morderte el alma.

Ir pasando las páginas de un libro, sin leer, sin saber cómo.
Suspirar levemente cuando empieza tu canción.
Puño alzado o mano tendida, caricia o bofetada, movimiento o quietud, insinuación u olvido.

Toser antes de hablar, quitarse una pelusa de la ropa y hacer con ella animales fabulosos, frotar donde el vacío de las gafas, dar golpecitos en el volante, en la mesa, en la rodilla del impaciente.

Los gestos son los que sujetan el mundo.

Comentarios

kayako saeki ha dicho que…
Kerida !!!
Este post ha sido mágiko...
Es lo mejor ke he leido en mucho tiempo... y no lo digo por decir, ni por halagar, ni por nada,... Es la puta verdad ke siento, y te lo tengo ke decir....
Eskribes de la ostia !!!
Kada anti-poesia me inspira mucho en hacer kanciones...pero tranki ke no me voy a kopiar la letra...

Kiero ke sepas ke akí en valencia tienes un tio ke admira muchisimo tu poesia y ke estaría dispuesto a komprarse tus libros, si algún día decidieras publicar algo...

un saludito !!!
Egolastra ha dicho que…
Al leerte sentimos que nos quedan tantos gestos y tantas sensaciones por mostrar y por experimentar...

Un fuerte abrazo.

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