En un segundo (antipoesia)
Tengo las manos frías. He salido a la calle, he vaciado las botellas correspondientes al día de hoy y he regresado a casa para volver a tumbarme sobre la cama. He descubierto entonces la enorme frialdad de mis manos. Si, me preocupa casi sin justificación, porque es muy poca cosa tener las manos frías. Este frío diciembre está en mis manos, nada más. Soy yo. Veo la ventana igualmente cerrada y la misma noche de siempre rodeándome. En mí no es muy raro tener las manos frías. Pero en un fugaz segundo, mi pensamiento ha visto la niebla tan probable, las hojas grises del cuaderno de la vida, donde el nombre que tengo estaría tachado con la tinta del final de un recuerdo.