Nunca necesité ayuda de los peces



Nunca necesité ayuda de los peces
para buscar corrientes frías.
Esto debe ser el peso del mundo
lo que aplasta mi cordura
y destroza mis huesos.
Nunca necesité ayuda de los peces
para aprender a respirar sin aire
¿por qué ahora iba a ser diferente?
El tiempo sigue descontando
y la vida me recuerda lo mismo de siempre.
Nunca necesité ayuda de los peces
porque nunca pedí ser pez.
El agujero, igual de vacío.
No habrá patrón, ni motivo para crearlo.
Ni corrientes cálidas, ni burbujas de fe.
Nunca necesité ayuda de los peces...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Un poema casi inventado

La Posada