Oda al amor secreto (Antipoesía)



Tú sabes
que no adivinan
el misterio.

Me ven,
nos ven,
y nada
se ha dicho.

Ni tus ojos,
ni tu voz,
ni tu pelo,
ni tu amor han hablado.

Y lo saben
de pronto,
sin saberlo,
lo saben.

Me encojo de hombros
y camino
hacia otro lado,
y saben
que me esperas.

Alegre,
viva
y canto.

Y sueño,
segura
de mí misma.

Y sé,
de algún modo,
que tú eres mi alegría
y que te alegro la vida.

Ven
a través de mis pequeños ojos
las llaves
de tu sonrisa,
las llaves
del papel,
de la luna
en el rocío,
el canto en la cascada.

Tú, sin abrir la boca,
despistado.
Tú, cerrando los ojos,
convencido.
Tú, custodiando
entre la hojarasca seca
un lazo azul.

El vuelo
de un escondido corazón.

Y entonces
una sílaba,
una gota
del cielo,
un sonido
suave de sombra y polen
en la oreja,
y todos
lo saben,
amor mío.

Circula entre los hombres
en las calles,
junto a las nubes
arriba
en el cielo,
y vuela
con las aves
que nos envidian.

Déjalo
que se vaya
volando
por los cielos plácidos.

Que asuste
a la lluvia
a los muros,
que vaya y vuelva
y salga
con las nuevas
flores de la primavera.

Tiene
tierra,
raíces,
y arriba
una una sonrisa,
tu boca,
una sonrisa.

Todo.
Nuestro secreto,
nuestra clave,
palabra
oculta,
sombra,
murmullo,
eso
que alguien
dijo
cuando no estábamos presentes,
es sólo una sonrisa,
una sonrisa.

Amor,
amor,
amor,
llama
invisible,
clara,
¡quemadura!
y amor.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Un poema casi inventado

La Posada