S.




Hemos peleado todo este tiempo.
Tú y yo, como debía ser,
pues somos la misma alma.
No necesito oirte decir
que si no fuésemos tan parecidos
seríamos mucho más como el otro.
Porque eres tú cuando me miro al espejo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Un poema casi inventado

La Posada