El Mar



Se ha caído al suelo el Mar.
Difícil recogerlo, alzarlo, ayudarle.
La masa espesa se mece y se deshace en espuma,
en olas; se contrae y distiende, se agita y calma,
se enfurece y desborda como en inútil esfuerzo por levantarse.
La espesa masa no descansa: moja, hunde, ahoga;
su corrosivo hálito de salitre, esa onda salada y húmeda,
está ahí siempre incansable, y el espumoso oleaje de gelatina,
azogue, agua. Se ha caído al suelo el Mar.
Y es difícil asirlo, levantarlo.
Quizás sea preferible dejarlo donde está,
hasta que pueda alzarse por sí solo.
O hasta cuando lentamente se deseque por cansancio.
O por aburrimiento.



Ángel Augier.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Que dolor para las sirenas, la cruel metamorfosis. De guiar galeras a mal puerto, a correr con los muertos pidiéndole al dócil que les dejen pasar. Y es que en la ciudad de los cuentos sin término, no acabara nunca bien de cuajar las cosas del mar...

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