Orestes



Una grieta.
El mar se vacía
por una grieta minúscula.
Innaccesible.
Casi invisible.
Pero ahí está.

Y no se va.

Una pequeña heridita
por la que poco a poco
se cuelan minúsculas
gotitas
saladas
que nadie echa en falta.

En medio
de una inmensa
masa
de agua,
de sal,
de los reflejos de la nubes,
de los peces,
las mareas,
los barcos,
los tesoros hundidos,
las sirenas muertas,
existe
un puntito
por el que huyen
las corrientes
y la profundidad
se
seca

muy despacio.

El mar se va.
Y nadie se da cuenta.


Comentarios

ranes ha dicho que…
Muy bueno Izaskun!

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