Rojo
de cómo me envenenaste la vida.
Sí, te observo.
Conservo una cicatriz
color rojo lástima,
quizá con algún reflejo de rencor
siempre tardío.
Celebro la sequía de tus mejillas,
pero volverán las lluvias
a desempolvar lo que crees sellado.
Y te acordarás de mi.
Pero por suerte estamos lejos,
como el Sol del mar.
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