4 de marzo II
Gracias a ti por reconocer hasta el último de mis temblores,
por refrescarme el alma cuando el calor de Sevilla aprieta
y cobijarme bajo tus párpados cuando la lluvia engaña.
Gracias, amor, porque por fin viniste,
por la ilusión que trajiste,
por la tensión, el ansia, el vértigo.
Y gracias también porque pusiste
en mi boca una sonrisa con aquel beso
color tus labios, color pez, color febrero.
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