Lo que recordaré siempre
Árboles. Y hojas.
Y el cantar de los pájaros de madrugada.
El ruido de la puerta al cerrarse
el de las persianas al subirse,
el del patio del colegio.
El silbar del vecino de al lado
mientras mimaba su limonero.
El frescor del portal en verano,
la soledad de la calle en invierno
y el repiquetear de la lluvia
contra las rejas de las ventanas.
Olor a infusiones nocturnas.
A césped. A naranjo.
Y a sábanas usadas.
Comentarios
Y la cantidad de escalofríos agradables que provocan, ¿verdad?
Recuerdos que merecen la pena recordar. Sin duda.
Muy agradable esta entrada, mucho.