A Casa Desde Casa
Hoy no debería haber salido así el día.
Hoy debería haberme levantado a las siete de la mañana con los ojos pegados, mirarte de reojo y arroparte.
Debería haberme recogido el pelo con ese moño de maruja que tanto te gusta y salir despacito de la habitación.
Debería haberme arrastrado a hacerme un café, refunfuñando por haberme tropezado con la silla o la esquina de la mesa.
Entonces debería haberme lavado la cara con agua helada, adecentar las ojeras y vestirme con toda la pereza del mundo para salir de casa. De nuestra casa.
Hoy debería haber ido a trabajar pasando un frío descomunal, dejándote calentito en la cama.
Pero no.
Hoy me tocaba volver a casa.
¿A casa?
Mi casa está donde estás tú.
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