Contra I.R.S. (Antipoesía)
De qué serviría, digo yo, salir de esta casa, cambiar de piso, dejar atrás un pasado tan oscuro como aquella reputación (ahí es nada), cambiar las sábanas, pintar las paredes, renunciar a la vida de extremista si luego apareces tú, inútil, intrusa vestida con mi ropa, con tus manos frías y temblorosas, a beberte mi alcohol y ensuciar mi casa? Te acompañan las barras de los bares, las calles muertas de madrugada, y los ascensores de luz despreciable y esperanzadora que no soportas cuando llegas a casa, borracha, y te plantas frente al espejo con la cara destruida, con ojos todavía en el más allá, ojos que te niegas a cerrar por temor a morir. Y si te insulto, te ríes, me recuerdas el rollo que siempre he sido y dices que me sienta muy mal beber. Podría seguir hiriendo. Recordarte que ya no tienes gracia. Que tu estilo desenfadado y pasota resultan enervantes cuando se llega a tus extremos de estupidez, y que tu encantadora sonrisa de chavala que todos quieren conocer, tus principios de ...