A una amiga mia (Antipoesía)
Y qué encantadora es tu soberbia. Tus manos torpes de una quemante hipocresía que se adivina a pesar del vaivén penoso de tu sonrisa. En ese entramado de gestos se dibujan tus negras intenciones a pesar del peso del recuerdo. Y tus ojos, atentos a mis movimientos, metiéndose en mi vida sin permiso de los mios, se entrecierran mientras adorable y peligrosamente, te acercas.