Por fin. Lucero de todas mis mañanas. Por fin vuelve la espera. La sonrisa constante. Por fin vuelve el mar inmenso, los peces eternos. Por fin vuelve el futuro. Ven. Imagen
Árboles. Y hojas. Y el cantar de los pájaros de madrugada. El ruido de la puerta al cerrarse el de las persianas al subirse, el del patio del colegio. El silbar del vecino de al lado mientras mimaba su limonero. El frescor del portal en verano, la soledad de la calle en invierno y el repiquetear de la lluvia contra las rejas de las ventanas. Olor a infusiones nocturnas. A césped. A naranjo. Y a sábanas usadas.
Tengo la espalda sembrada de cicatrices de escamas invisibles que nunca se van. Huellas de todas las mareas de todos los océanos de todos los mundos de todos mis mundos que pueblas tú, -nadie más que tú- marcando mis venas. Imagen
A veces, cuando dejo de soñar y pienso en silencio, un silencio agudo y profundo, siento como si la esperanza y la espera echasen a correr por yo no sé qué tierras nunca vistas, de un pasado que no se va. Imagen