Un día seré
Un día seré mayor, anciana, venerable.
Seré vieja de verdad, con arrugas por todas partes y piel manchada.
Si el tiempo me deja, seguiré siendo alta y de huesos grandes y fuertes
con los labios apretados, la nariz invisible.
La herencia me habrá concedido una preciosa melena blanca, nívea,
que cepillaré cada mañana con todo el esmero que me permitan mis manos,
aún más inestables que en mi juventud.
La herencia también me habrá concedido el don de la depresión y del alcoholismo
que sobrellevaré ejercitando mis piernas por el campo.
Mi estómago no me permitirá el picante
ni mis ojos leer la ingente cantidad de libros que vivirán en mi casa.
Seré abuela sin ser madre,
alimentada del amor con el que tres perros mitológicos me obsequien cada día.
Un día habré enterrado a mi madre, a mis hermanos, y sobreviviré a ello.
Sobreviviré a todos los peces muertos,
a todas aquellas olas que destrozaron mis orillas.
Sobreviviré a los océanos, a las mareas,
al pasar de los días sentada en una mecedora mirando a la nada.
Sobreviviré a todo lo que ahora me atormenta y que luego sonará
a lo que alguien podría o no cantar mañana.
Seré una vieja que leerá señales en el tiempo, siempre con los mismos ojos,
como siempre hizo.
Un día seré una señora que viva en el campo,
porque hace mucho que habré desterrado el mar,
y recordaré todas aquellas historias que pude haber contado.
Recordaré aquel anciano que pudo sentarse junto a mí y se olvidó,
recordaré a los hombres y mujeres que pude haber parido
y a los niños que pudieron correr junto a mis perros.
Recordaré que mi semilla se perderá,
que solo mis libros me sobrevivirán
y seré al fin feliz.
Un día seré una anciana que llorará lágrimas de tierra,
hasta que por fin la vida se olvide de ella
y descanse.
Comentarios
Y no es la primera vez.
Un abrazo.